Mi Boda Sin Ti

Prólogo

Era una fría noche de abril, Ginny Weasley caminaba sin rumbo por una solitaria calle en el mundo muggle de Paris. Debían ser como las 11 de la noche pero a la pelirroja no parecía importarle. Sus pensamientos parecían haberla abandonado. Ni siquiera ella misma parecía darse cuenta de su propia presencia. Tenía tantas cosas que pensar, y a pesar de que se encontraba en la soledad que había añorado por semanas, no podía conectar ideas. ¿Porque de pronto todo en su tranquila vida dependía de un par de palabras?

Si o No…

¿Qué diablos debía contestarle a Alan? Ella jamás había pensado en matrimonio. Se había convertido en una mujer libre, sin ataduras importantes, es cierto que casi cumplirían un año juntos pero ¿casarse? ¿Ella? Hacia 3 años que estaba viviendo en Francia, tenía un esplendido trabajo de auror en el ministerio francés, un hermoso departamento en pleno centro de parís y un novio que nunca la había molestado mucho.

Se consideraba una persona feliz, a pesar de que había pensado que la palabra felicidad ya no estaba en su vocabulario después de haber escapado destrozada de Inglaterra, víctima del terrible desaire de un hombre que no la merecía. El, a quien tanto amo, a quien entrego su vida, su corazón, su alma. El hombre que idolatro y venero sin pensar que desecharía su amor como quien vota un mueble viejo. Le hubiese gustado decir que termino bien la relación con aquel hombre. Que siguen siendo amigos y que la comunicación no se había cortado, pero no era así. Ella no quería saber absolutamente nada de Harry Potter, su vida estaba mucho mejor sin él, y a pesar que tenía un novio guapo, la mayoría de las veces ella actuaba como si fuera una mujer completamente libre y soltera (cuando le convenía, por supuesto).

Decidió sentarse en una banca del parque. Quería poner en orden sus pensamientos y prioridades. Tenía 23, era joven aun, quería a Alan, él le había dado seguridad, la veneraba pero sobre todo la amaba como nunca nadie lo había hecho. La respetaba, era un chico con dinero y tan guapo que la mayoría de las mujeres del ministerio habían querido quitárselo. El también era auror. Uno muy bueno de hecho, y provenía de una familia muy respetable. Pensándolo objetivamente seria excelente como su esposo. ¿Después de todo que otro chico la merecía? A ella que era la mejor auror mujer, la chica más linda de todas, tenía un genio terrible pero su belleza lo compensaba. ¡Ella no iba a casarse con cualquier idiota! ¡Claro que no! Debía ser alguien que hiciera exactamente lo que ella quisiera y como ella lo quisiera. Si, parecía la mejor opción…su novio después de todo tenía dinero, era guapo y la quería. Exactamente lo que ella necesitaba. Por último si se aburría después se separaba y ya está, que importa. Lo único que le importaba era su felicidad y su bienestar. Ya se había preocupado demasiado en su relación anterior de hacer feliz a su novio ¿Y a que la había llevado eso? A ser traicionada de la peor manera.

Ya estaba decidido, se casaría. Esa misma noche iría a ver a Alan para darle el “Si”. Y decirle que necesitaba dinero para organizar el matrimonio. Ella no gastaría ni un galeón en el. No porque no tuviera, al contrario tenía mucho dinero, sino porque él había sido el de la idea y debía hacerse responsable. ¡Iba a tener un matrimonio soñado! ¡Por supuesto, ella se lo merecía!!
Pero eso si Alan tendría que aceptar sus condiciones:

No se casarían en Francia, sino en Inglaterra.